dimarts, 30 d’abril del 2013

Dues Roses


Una rosa per mon pare, s'altra per ma mare,

Una per ma germana gran, s'altra per sa mitjana,

Una per reconciliar-nos amb es Passat, s'altra per rebre es Futur,

Una per recordar els que s'han anat, s'altra per compartir amb els que ens acompanyen,

Una per assaborir a on hem arribat, s'altra per encoratjar el que ens queda perrecórrer,

Una per decidir canviar, s'altra per atrevir-nos,

Una per ses bones intencions, s'altra per no rendir-se mai.
Una per celebrars'èxit, s'altra per consolar sa frustració, les filles de l'Esforç.

Una per la Fe (en  Déu, ¡o en ses Persones!), s'altra pels que la infravaloren per no encaixar en cap equació.

Una pels filòsofs, s'altra pels científics, pels esperits inquiets deconeixement.

Una pels qui perpetuen sense adonar-se'n, s'altra pels qui volen canviar algunmón,

Una per sa protesta, s'altra per es compromís,

Una per sa Música, s'altra per es Silenci,

Una per s'Amor, s'altra per s'Amistat,

Una per demanar perdó, s'altra per donar gràcies.

Una per encaixar una crítica, s'altra per acceptar un elogi.

Una pels qui no tenen, s'altra pels qui no aprecien,

Una pels que s'autoenganyen, s'altra pels coherents,

Una per sa riquesa dels pobres, s'altra per sa pobresa dels rics,

Una rosa per transformar els doblers en amor, s'altra per acariciar cicatrius,

Una per guarir ferides, s'altra per evitar-ne de noves,

Una per la llibertat, s'altra per la responsabilitat que implica,

Una rosa per entregar-ne una altra, i una altra, i una altra...

Una per s'estima que molts em teniu i demostrau, s'altra per sa que us tenc jo a voltros,

Una rosa per a tu, s'altra per a jo.

Dues roses per regar ses nostres vides d'esperança.

Joan Guasch

(Una altra manera de desitjar un Feliç Sant Jordi)

dissabte, 25 d’agost del 2012

Pies despistados

Iba caminando por el mismo sendero que estaba recorriendo desde que empezó a andar. Conocía el trayecto que iba dejando atrás casi tan bien como el que se iba encontrando delante, sin desviarse; estando solo o en compañía. Y todo iba bien, aun sin darse cuenta del movimiento automatizado: el pie izquierdo nunca se movía si el derecho no había completado un paso, una precisión de la que no se percataba por la familiaridad de la acción.

El caminante rara vez se desviaba, y si lo hacía (a veces encontraba parajes que reclamaban una parada inevitable, o conocía otros viajeros por los que sentía curiosidad), siempre sabía cómo volver a su hábito. Fue experimentando tantas experiencias que lo sacaban de la seguridad que le proporcionaba saber exactamente de dónde venía y adónde se dirigía, que se confió, creyendo que por mucho que se alejara, podría volver a caminar por el mismo sendero sin que éste cambiara su decorado: los amigos que acostumbraban a estar, las costumbres que le alegraban el viaje, todos esos alicientes que animaban a seguir apuntando hacia la misma dirección.

Le habría resultado imposible de prever que podría toparse con algo que lo sacara por completo de su mundo y le impidiera volver a él. Y así fue, tras conocer la tentación de lo arriesgado, sus pies fueron arrancados abruptamente del suelo y el camino desapareció tras de sí. 

Cuando la distracción pasó, miró en torno, sin vislumbrar por dónde podría seguir: ¿cómo saber como redirigir su rumbo? Tenía miedo de dar un paso en cualquier dirección, pues ¿quién le aseguraba que no se alejaría de su propósito intentando aproximarse a él?

Por esas tierras, no se podía caminar igual. De vez en cuando había que dar rodeos inesperados, había que dar saltos, subir y bajar cuestas, bordear precipicios, escalar montañas... No le quedó más remedio que aprender a moverse por esos lares salvajes, confiando que tras el próximo horizonte encontraría por dónde había venido.

Se aferraba a esa posibilidad, los recuerdos del antiguo paisaje le imposibilitaban apreciar lo maravilloso del nuevo territorio. Antes tenía claro adonde iba y sabía cómo llegar allí, ahora sólo tenía el recuerdo de la meta, pero había perdido la habilidad para llegar a ese lugar.

Tras muchos esfuerzos y cambios de dirección, por fin dio con un claro, que se bifurcaba y aparecieron diversos caminitos, insinuando destinos contrapuestos. Había que elegir, posicionarse claramente en uno y renunciar al resto.

Después de examinarlos uno a uno con detenimiento, se percató de que uno era el mismo camino por el que había transitado toda su vida, ¡al fin lo había reencontrado! Sin pensarlo dos veces, siguió muy contento por esa dirección.

Caminó y caminó, hasta que le empezaron a doler los pies... pero seguía obcecado, reticente a pararse a descansar, ya que no entendía que lo dominara una desagradable sensación de extrañeza. Reconocía cada rincón del sendero, y aun así le parecía diferente ahora. Había aprendido otra forma de caminar, y de alguna manera no se adecuaba a la previsibilidad del camino habitual. 

Comprendió que, después del cambio brusco, lo que le había funcionado durante toda su vida ya no le servía, ni volviendo a su entorno inalterable, pues todo seguía igual mientras él era diferente.  Pero ya no se podía rectificar y volver atrás: el camino era de sentido único, y cuando llegara al final, confluirían todos los otros trayectos, y sólo importaría lo aprendido en el recorrido.

Caminante, no hay destino

divendres, 16 de març del 2012

Si entrara...

Entraré, misma hora, mismo lugar. ¿Y si no está? Qué absurdo, claro que no vendrá; sólo fue un momento, ¡pero qué mágico instante! Olvidar, ¿por qué? Arriesgar: esto suena mejor; no hay tanto que perder, por ganar queda todo. ¿Merece la pena arriesgarse a exponerse, ofreciendo a una desconocida la posibilidad de resultar herido? En estos casos, siempre vale la pena, me contesto. Cruzo la puerta, fingiendo ir a lo mío, por si hay alguna otra persona, entro en la pequeña sala... y allí estás, sentada en solitario, sosteniendo un libro cerrado, mirando por la puerta como si supieras que estaba a punto de llegar.

- Uy, no esperaba encontrarte. 

Y en parte era cierto: no pensaba reencontrarme contigo, a quien de nada conozco, sólo un exótico nombre, una enredosa sonrisa y una llama que había prendido tras una breve conversación y que en mí todavía serpenteaba con vigor. ¿Le echarías un cubo de agua para apagarla o le soplarías como el viento salvaje para avivarla? 

- Entonces, ¿qué te ha traído aquí? ¿O quién? - Pregunta astuta, malditos sean sus ojos sabios y su sonrisa que me paraliza.

Era la única oportunidad de volver a cruzarnos: no tenía otra forma de contactar sino este lugar, a una semana exacta de cuando coincidimos inesperadamente. ¿Me habrás soñado tú alguna noche?

- Mi intuición - digo torpemente, desviando su mirada para posarla entre los árboles y el arroyo que se ve por la ventana; fingiendo equilibrio, como quien tropieza y barre con la mirada a los testigos, buscando inútilmente cualquier punto menos frágil que sí mismo.

- ¿Qué te decía tu intuición? ¿Qué esperabas encontrar? - Sonríe imperturbable. Parece divertirle hacerme inventar excusas.

- Una pequeña esperanza - lo he dicho convencido.

- ¿Por qué no una grande?

- Para evitar decepciones, claro está. Prefiero empezar por una pequeña y regarla, si sobrevive.

- ¿La has encontrado?

- Todavía es pronto para saberlo. Quién sabe.

- Uno no sabe nunca nada, uno intuye - cuánta razón tenía, ¿o acaso su seguridad me hipnotizaba hasta el punto de convencerme de lo más absurdo?- Me alegro de verte, Joan - añade, y parece verdad, como todo lo que sale por su boca: directa, clara, imprevisible. Ojos tristes y sonrisa alegre tiene mi perdición.

- Uno sabe lo que siente, si se escucha. Yo ahora no consigo oírme, sin embargo sé que estoy atrapado.

- Ya somos dos... ¿Huímos juntos? - me guiña el ojo. Bromea, por supuesto, pero, pero...

- ¿Adónde? - dime que no me ha salido con una agudísima nota de terror...

- Aquí.

Se levanta lentamente, intimidándome aún más, se pone de puntillas y me roza con sus labios, algo secos, sellando a su presa.

divendres, 9 de març del 2012

El traç d'un pinzell

Si els miro amb deteniment, els marcs adopten la forma d'unes finestres que permeten capbussar-se a una altra realitat. Delimiten la connexió entre el món real i... com descriure el que es veu a través d'aquestes finestres?

Donada la immensa varietat d'estils, fa de mal dir el que comparteixen tots els quadres. Alguns són un acurat i precís reflexe d'una realitat transportada (paisatge, societat, maneres de viure...), altres estan plens d'una intencionalitat de provocar, en qui els contempla, algun tipus d'emoció o sentiment (consciència, denúncia, temor, confusió, esperança...); n'hi ha que amaguen moltes preguntes i potser el seu únic objectiu és mostrar l'ambigüitat i enriu-se'n de les escabroses interpretacions d'alguns crítics...

És, l'obra acabada, art en si mateixa, o "només" mostra el resultat del procés artístic? Si art fos la interacció entre creador i obra, quedaria per tant resservat a l'íntima relació entre artista i obra en procés; per exemple, com a element de consol, d'expressió...

En posar els ulls a l'altra banda de milers de marcs, em pregunto per què ens és necessari crear altres realitats, traçar túnels entre fantasia i realitat? Quina utilitat pot tenir a la societat?

"L'art és la ciència d'allò inútil", va escriure Oscar Wilde. Com pot semblar quelcom tan necessari per algunes persones i tan fútil per altres? Quina funció pot tenir per la nostra espècie, l'única que el pot crear i meravellar-se'n o burlar-se'n?

La pintura (com altres produccions artístiques) s'ha utilitzat per alliçonar moralitat, reproduint incomptables passatges religiosos, místics.... com a confirmació de les conviccions espirituals i morals de cada època.

Una altra utilitat que ha tingut des dels inicis dels temps (tot i que últimament careix bastant de sentit per la possibilitat de cobrir la funció per altres mitjans més ràpids i econòmics) és la d'immortalitzar el present, gravant per a la posterioritat el retrat de personatges cèl·lebres o poderosos, deixant una eterna petjada en la Història i així evitar caure en l'oblit que el temps escampa.

Aquest pompós privilegi de romandre present al llarg de les èpoques, ha perdut, si no tota, gran part de la seva importància, a causa dels avenços tecnològics, que permeten una captura quasi-exacta de la realitat (quin sentit té ara, invertir hores infinites en reflectir a cop de pinzell un realisme gairebé insuperable per les càmeres fotogràfiques?), a més de poder retocar, alterar, digitalment la imatge (arribant a altres estils).

La proliferació d'estils és un desafiament per la innovació, i trobar un nexe comú que els uneixi, una bonica utopia. El que potser sí comparteixen totes les pintures és que conten històries a mitges.

El pintor traça una porció de realitat inacabada, permetent que el "lector" la pugui acabar al seu gust (col·locant uns personatges interactuant, convida a imaginar la continuïtat que embolcalla aquell instant, per exemple) o a interpretar d'una manera personal (trobant significats en l'abstracció...).

En definitiva, l'expressió artística per mitjà de la pintura (si aquesta és voluntària i no condicionada) es pot entendre com una narrativa visual d'aquells aspectes els quals l'autor n'ha destacat una prioritat sobre altres.

Com en tota professió, la passió fa que l'art de pintar s'aproximi molt més a un estil de vida, on l'acte de pintar forma una part inseparable de la identitat de l'artista, que no pas reduïr-se a un mer mitjà per aconseguir un incentiu (diners, fama...).

Trobo que l'art ofereix una invitació, a la ment i als sentits, per deixar-nos transportar, si es té un bon acoblament entre l'obra i el que la contempla; per això ens fascina tant: ens encanta experimentar sensacions inusuals, ens intriguen les portes entre-obertes quan intuïm que el que hi ha a l'altra banda és una fantàstica experiència que ens està esperant.

Un artista produeix la seva obra, després aquesta passa a "pertànyer" a familiars, a col·leccionistes ambiciosos, a institucions... els nous "propietaris" s'encarregaran de protegir-la (segurament apreciant més els diners que faran a costa seva, com uns proxenetes), però en realitat, qualsevol obra d'art, un cop es desprèn del seu creador, esdevé un esperit lliure, que anirà "col·leccionant" a les persones que sàpiguen apreciar el seu valor, època rere època.

Aquests són els nostres fills immortals. Desprovistos de les barreres del llenguatge verbal, poden ser entesos vinguin d'on vinguin i faríem bé d'intentar conèixer i comprendre'ls. La inspiració i la capacitat de separar-nos de la nostra quotidianitat individual ens permet, emprant símbols com a llenguatge universal, unir-nos com a espècie.

dimarts, 15 de novembre del 2011

Mil-i-una gotes

Amb el ritme i la veu del foc que crema, guareixen la melangia de l'oblit, on desemboca el fluid de la vida.

Crepitant, crepitant, banyen les llàgrimes del cel una silueta; es perd corrents, xapotejant, cerca un refugi dins l'espessura d'aquest plor, un resguard que protegeixi les apreciades relíquies de les gotes despiadades que s'ho emporten tot així com cauen.

Què sobreviurà al diluvi? Quins jardins s'ofegaran per sobredosis vital i per a quins altres el reg haurà arribat massa tard, quan el perdó ja no és prou adob per tornar a sembrar?

Depura la immundícia, el que no ha servit panseix, queden enrere les plantes esmorteïdes, en una terra fèrtil negada d'aliment.

La boira amaga el cim de la muntanya, el final de la travessa, la darrera frontera. Compost de la mateixa substància efervescent, espera el futur, tan incert com l'evidència que mulla i depura, recicla i nodreix.

Una altra silueta borrosa compareix en algun punt de la cortina hídrica, amb les cames separades i braços estirats, acabats en un paraigües repenjat inútilment a una banda. Regalimant per la seva pell circulen els torrents que s'emporten el present cap al passat i estrenyen l'ara i el després. Sembla esperar una maledicció, pareix resar, estarà boig. Aviat serà absorbit pel diluvi.

Torna la pregunta, què quedarà quan amaini el temporal? Defenses rompudes en forma de paraigües trencats, acumulats a raudals, descoberts per la calma en la posició absurdament catatònica en què els haurà deixat el vent que escampa les deixalles supervivents. 


Entremig del cementiri dels paraigües orfes, algunes cames encara caminaran davall paraigües estesos, protegint-se, per si de cas, d'un aiguat que tardarà molt en tornar a caure. Amb la protecció desplegada sobre el cap, no veuran que torna a guaitar el sol. Gest inútil, com el d'aquell sonat que havia retirat el paraigües a un costat per aguantar el xàfec, com esperant un secret que només així hauria pogut descobrir: el misteri de pactar com el transformaria la pluja.

dijous, 10 de novembre del 2011

Desgraciadament feliç com un nen

Els infants són: / Els adults hem estat:

- Senzills. Ni complexes ni enrabassats, ni translúcids ni opacs.

- Creatius. Ni "resposta única", ni conviccions rígides: imaginació desbordada i anar modificant sobre la marxa el que es creia.

- Juganers. Primer, la diversió. Després, no importa què li seguís a darrera.

- Intensament emotius. Viatgen de les pors més fràgils a la felicitat més plena en qüestió d'un segon, sense esforç aparent.

- Expressius. No es reprimeixen cap sentiment: si senten ràbia, criden; si tenen ganes de cantar, ho fan a ple pulmó, si s'avorreixen t'ho donen a entendre. Fan el que senten a cada moment, per això no calen paraules per transmetre allò que d'adults intentaran amagar. Els adults no necessiten interpretar-los: són així de transparents, així de purs.

- Riuen i ploren per naturalesa, varis cops al dia, i els adults que els rodegen i els senten riure així s'obliden de les preocupacions que els atormenten i per un moment desitjarien poder tornar a aquella època, pel sol regust que et queda a l'ànima en saber que:

* Érem així de senzills, no ens creàvem problemes abans que es presentessin.

* Exploràvem entorns nous amb curiositat, sense temor a errar, per això se'ns donava tan bé idear històries, inventar personatges, adoptar rols d'adults amb to irònic...La pròpia història no ens limitava a experimentar-ne d'altres.

* No pensàvem que primer fossin els deures i les petites responsabilitats; les acceptàvem tenint claríssim el que després ens esperava: la diversió, qualsevol excusa era bona per a visitar-la. En acceptar responsabilitats, de vegades hem perdut el punt de mira essencial.

* Érem tan intensos que vivíem els petits contra-temps com catàstrofes irremeiables, per sort hem après (una mica) a frustrar-nos, però també hem oblidat com arribar a l'altra punta. "Quin va ser el darrer moment de felicitat plena que vas tenir?", un adult respondria "ui, no ho recordo" i un nen potser preguntaria "quan, d'ahir?".

* Ploràvem si les coses no sortien com esperàvem, rèiem si estàvem contents, cridàvem de ràbia.

I si dediquem una estona al dia per escoltar el nen o la nena que vàrem ser? Que miri com ens hem tornat i no es contingui de llançar el que se li passi pel cap.

Potser ens espetaria, enfadat, que ens hem convertit en aquella gent avorrida que només xerrava de feina, política i economia, que ja no sabem somriure, que de la nostra vida han desaparegut els colors. I ni ens hem enterat.

dijous, 3 de novembre del 2011

Ayer soñé que si dejaba de soñar, despertaría sin remedio

Recuerdo con absoluta nitidez todos esos momentos que nunca tuvimos. Los deleité una y mil veces antes de ser desgarrados de un delicado tajo. Esos momentos existieron en una dimensión u otra de mi conciencia o de la tuya, en algún rincón nos encontramos, allí me respondías "¿por qué no?".

Y no digas que no sucedió, pues ¿quién puede discernir entre lo real y lo anhelado hasta el punto de haberse sentido más vivo transportándose en la lejanía que permaneciendo con los pies clavados sobre la realidad?

Cuán lejos se puede viajar en una noche, sobre la negrura salpicada de diamantes, enlazando razón y fantasía, confundiendo sentimientos y deseos, astros constelados de osadía.

Ni qué decir de cuando soñamos con ojos bien abiertos, mirando sin ver lo que apremia y poniendo el foco de nuestra alma en lo verdaderamente imprescindible: lo que no tenemos delante, lo que no ha pasado todavía; la ilusión de la esperanza, lo único que permite avanzar y abandonar estas aguas estancadas.

Todo lo que latió en nuestras mentes antes de saber que jamás pasaría de verdad se vive más real que la realidad.

Sea un despertar, sean los balazos de la vida ensañándose contra la ilusión, ésta acaba desvaneciéndose, como el reflejo de un charco al ser pisoteado. Dolor, vergüenza y miedo, dejamos de soñar, nos conformamos con lo que tenemos a cada lado, mejorable pero no hiriente, vacíos seguros, mejores que la nada de perderlo todo al apostar por una ilusión más.


Nada queda sino encajar golpes, cada vez con más dignidad, aceptar que ya no existirá más lo que se había creído con firmeza... Aceptar la amputación, sí, bien, pero sobretodo, no perder la ilusión de volver a crear fantasías, ni la necesidad de sumergirse en otros océanos, propios, para ir sacando la nariz de tanto en tanto y tomar un bocado de aire, tal como haría un cetáceo, y volver mar adentro, donde los sueños aún perduran.